En un zafarrancho de hora y media, los tripulantes de la mesa “la tendencia en el autoexilio, aproximaciones en las lejanías” se orientaron a escribir un testamento. Moderada por Amaranta Caballero, la mesa de reflexión fue avanzando desde lo íntimo hasta lo próximo. Aves extrañas, surcaron un pantano de la literatura actual. Dejando fracciones de una voluntad por escribir que se volvió como balas a los cristianos presentes. Responder al exilio, es responder a un vuelco que da al corazón. ¿Exiliados? Se la viven suaves, se la viven en otro planeta, pero se aferran a la condición de mirones activos.
De clichés y maromas del término exilio viajaron a la demanda del quehacer literario, los marcos sociales, los riesgos, las filias y las fobias. Marcaron las posiciones por donde se exilia su escritura. Los imaginarios, los linderos y sus cercanías. En la mesa se habló de la posición del escritor desde un vivir y un hacer cotidiano. El exilio se tomó no como un aislamiento físico, sino un recuento de los riesgos, de volver a la carga. Hay esperanza. Hay cercanías. Hay Vida. Hay Arte. Finalmente rompieron el testamento. Paradojal. ¿Hay otra manera?
Eduardo Padilla, Enrique Rangel y Anuar Jalife cumplieron con la expectativa. Pensar en la propuesta actual y vigente de una literatura que comienza a ponerse en la mira. Habrá que leerlos.
Inició el FORO FIAC de Literatura con un buen sabor de letras.
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